En el ámbito
educativo se entiende que existen ciertos referentes o políticas de calidad que
son implementadas por el gobierno y el ministerio de educación para la
regulación y mejoramiento de la educación, tales como los lineamientos
curriculares, los derechos básicos de aprendizaje (DBA), estándares básicos de
aprendizaje, entre otros. Los cuales sirven como guía para las instituciones
educativas al momento de realizar planes de estudio sobre lo que debe ser
enseñado por los docentes y aprendido por los estudiantes. Sin embargo, muchas
veces estas acciones van más allá de solo orientar la construcción curricular,
ya que en la función de las instituciones de cumplir al pie de la letra con las
demandas que son exigidas por estas entidades para ser reconocidas como centros
educativos de “calidad”, ocasiona que la
intervención de los propios maestros en la construcción curricular sea nula,
debido al arduo trabajo que requiere para cumplir y adecuar las exigencias del
estado a los respectivos planteles educativos. Lo que podría interpretarse como
un aire de desconfianza hacia el rol que desempeñan los docentes, aun así,
cuando son ellos quienes realmente conocen las necesidades y exigencias de los
contextos en los cuales se desenvuelven sus estudiantes.
De este modo, se
revela uno de los grandes problemas de la construcción curricular, el cual
radica en la necesidad del estado de evidenciar resultados de adquisición de
conocimientos más que en la formación propia del ser en valores cívicos y
habilidades para la vida según las necesidades contextuales. Una tarea que podría
ser resuelta por los maestros si se les permitiera tener un poco más libertad,
ya que nosotros poseemos grandes ideas para guiar los procesos de enseñanza
porque conocemos los contextos e investigamos a partir de ello. Sin embargo, el
problema es la poca libertad con la que contamos para hacer realidades esas utopías, debido a que vivimos en una era de la economía del conocimiento,
donde se hace hincapié en los valores de mercado y de la intensificación de la
enseñanza, para la formación de habilidades comerciables y la producción de
capital humano sin conciencia crítica. En otras palabras, la educación se convierte
en una vía para desarrollar la productividad de un país y nada más, mediante un
modelo de reproducción constante de la sociedad sobre la escuela sin características
transformadoras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario